ENSAYO SOBRE EL ARTE POÉTICO (1º parte)

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ENSAYO SOBRE EL ARTE POÉTICO (1º parte)

ENSAYO SOBRE EL ARTE POÉTICO (Primera parte).

Copyright: Victorino Miguelez Copete, 2012
ISBN: 978-84-615-8870—1
Depósito Legal: MU-432-2012

Todo en esta vida tiene su significado, y el arte de la poesía, indudablemente, también lo tiene. Descubrirlo fue para mí un gran reto al que he dedicado muchas horas de estudio y de entrenamiento poético hasta poder conseguirlo. Su resultado fue muy edificante por que a medida que abundaba en el ejercicio de la creación poética, su atractivo iba en aumento y más me reconfortaban los lazos de su intimidad. Pues en el fondo que es una poesía sino el lenguaje del alma que nos habla con cada estrofa y en cada verso de esa verdad callada que cada uno llevamos dentro y que rompe el silencio cuando necesitamos amar y soñar.
Muchos y muy variados géneros inundan el mundo del pensamiento literario, donde los autores utilizan ingentes recursos poéticos y prosaicos a la hora de abordar sus trabajos. El género que más se prodiga y al que estamos más habituados, es la prosa, que permite al autor redactar tantas páginas como le sean necesarias hasta concluir un determinado trabajo: se trate de un ensayo, una obra teatral o un sainete, por poner algún ejemplo. Pero introducidos en el terreno de la creación poética, todo es bien distinto, ya que la brevedad exigida por el verso anula todo estilo narrativo, para dar paso a la estrofa como forma característica de la auténtica poesía.
Actualmente se elabora mucha poesía utilizando una prosa con ciertas connotaciones poéticas, esto, a mi juicio, es una grave equivocación, pues considero que no es la forma más idónea de expresar una idea, poéticamente, cuando se considera a la poesía como pensamiento vivo que destila belleza. Cuando se inicia la lectura de este tipo de composiciones proso-poéticas o pseudo-poéticas, no hay duda que estamos ante un texto puramente narrativo, donde no pongo en duda su buena prosa pero, a decir verdad, dudo mucho de su valor, ínsitamente, poético.
La poesía, propiamente dicha y la que todos conocemos es, sin lugar a dudas, aquella que se constriñe a los cánones inveterados por los que se rige su ortodoxa composición (poesía clásica). Las composiciones poéticas realizadas mediante estas formas puras, supone una cierta complejidad por razones de su propia técnica. Métricas y rimas dan lugar a pareados, tercetos, sonetos y a muchas otras creaciones poéticas, donde el vate tiene que recurrir, a veces, a vocablos poco usuales y, algunas veces, rebuscados para elaborar un verso o una estrofa. Esta forma de composición tan estricta y disciplinada, guardado con sigilo y hasta con cierta veneración, ha imperado durante siglos como género culto. Poesías que eran compuestas y leídas por una reducida élite cultural, pues, solo ellos, podían interpretar el significado de los versos más inextricables.
Si nos retrotraemos a tiempos más recientes, el surrealismo poético no deja de ser, también, un estilo de hacer poesía de muy difícil aceptación, justamente, por lo ininteligible de sus composiciones.
Tanta sofisticación, pues, fue lo que propició hasta el día de hoy un cierto desinterés por la poesía, a pesar de haber gozado siempre de amplia popularidad y atractivo.
Este modo de enjuiciar la poesía clásica no pretende en absoluto menoscabar su autenticidad, sino más bien lo que intento es poner en práctica otro método lírico que resulte menos abstruso, para que la poesía sea más amena y más atractiva. Se trata, si se me permite la expresión, de “vulgarizar” la poesía utilizando vocablos y expresiones de uso corriente que, sin sujeción alguna a métricas y rimas, y sin perder un ápice de su fervor poético, facilite su lectura y una visión más clara de los propios mensajes que encierra y nos quiere transmitir.
Esta forma vulgar y sencilla de abordar la poesía nos ofrece una nueva modalidad de trabajo poético que se llama “poesía en prosa”, totalmente diferente a la “prosa poética” que muchos profesionales y aficionados practican y cuyas composiciones parecen monólogos sin ningún contenido poético. Para disipar cualquier duda acerca de ese revoltijo “proso-poético” al que, aún, nadie ha encontrado ubicación en la poética —porque no la tiene— y diferenciarlo, definitivamente, del carácter genuino de la “poesía en prosa”, basta con hacer mención al “momento poético” (m.p.): un concepto que este autor busca, insistentemente, en todas sus poesías y que marca, nítidamente, la diferencia en favor de lo que debe ser la auténtica poesía. Pero ¿qué es el “momento poético”?: lo defino como el instante más elevado de la “carga emocional” (c. e.) que necesita el poeta para poder transmitir con toda su “fuerza expresiva” (f. e.) el sentir de sus vivencias.
En una segunda parte vamos a desarrollar como se entrelazan e interactúan la carga emocional (c.e.) y la fuerza expresiva (f.e.) del poeta hasta alcanzar el momento poético (m.p.) que será, en ese preciso instante donde se originará la creación poética.

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